Centro de Psicólogo en Majadahonda, somos psicólogos especialistas en Psicología Clínica y Psicoterapia.

En la consulta de Sara Blasco psicóloga, atendemos terapias de pareja y familiar Psicólogo en Majadahonda, control de la ansiedad, depresión, miedos, psicoanálisis y cualquier tipo de síntomatología. Profesionales especializados en psicología y psicoterapia, con el objetivo de dar una respuesta totalmente cualificada a tus necesidades. Tratando siempre de dar una perspectiva desde el lado de la Psicoterapia, un método de conversación en el que los problemas y sufrimientos se exponen en un encuentro de escucha objetiva. Partiendo del conflicto en sí mismo, trabajamos juntos para encontrar la solución. Los síntomas y las crisis vitales son una ocasión para escuchar lo que no está funcionando bien en una situación y en un momento concreto. El objetivo es llegar a conocerte, a través de tu historia personal, para llegar a ser quien realmente eres, somos psicologos Majadahonda.

 

Psicólogo en Majadahonda

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Cómo plantear la recuperación de un trauma

El psiquismo, la mente, recurren a la repetición en un intento de elaboración de lo traumático. Al igual que el dolor físico nos informa de que algo no está curado, una herida, una alteración en el funcionamiento normal de un órgano. El dolor psíquico también informa de la duración del trauma.

El desafío para la cura es poder acompañar a esa persona en su proceso. Ayudarla a poner palabras allí donde sólo hubo violencia. Rescatar a ese ser único, de su anulación. El juego acompañado, el dibujo, el relato, ayudan a los niños a poner palabras y a poder situarse frente al agresor como sujetos. El sujeto es mucho más que el objeto de la agresión. Por eso hay que escucharlo, tenerlo en cuenta, reconocerlo.

Psicologo en Majadahonda el terapeuta es un espejo donde el sujeto puede mirarse y que le escucha. Pero en ningún momento se puede tomar el papel de la banalización, de querer apresurar el camino. Cada persona tiene su tiempo. Hay que dárselo, con sutileza, con espera. También las personas que conviven con otra que ha sufrido un trauma. No para convertirlo en una víctima eterna. Pero sí para reconocer su dolor y tenerlo en cuenta.

Hay que escuchar cuando el otro dice no. Sea un niño, una niña, o una mujer, o un hombre. Y hay que escuchar cuando el otro dice sí. Las palabras de ánimo sirven de poco. Más bien parecen una necesidad de quien las pronuncia de que el otro salga de su estado. Pero no ayudan.

La convivencia plantea siempre contradicciones, deseos que chocan, mi deseo contra tu deseo. Sólo a veces, conseguimos aunar tu deseo con mi deseo y parece que vamos juntos. La soledad forma parte de la vida. El dolor también. Pero también la risa, la alegría, el humor. Poder participar de todo ello requiere la habilidad de un arte.