La pareja es un equipo, y como tal tiene varias dimensiones:
- Dimensión económica: generadora y gestora de recursos.
- Dimensión de procreación: de hij@s…perpetuación de la especie.
- Dimensión emocional: de construcción de un vínculo que gratifique y enriquezca emocionalmente a sus creadores.
Cuando la pareja entra en crisis, alguno de estos componentes está fallando.
En muchas ocasiones se está dedicando más tiempo y esfuerzo a uno de estos aspectos, en detrimento de los otros dos.
Analizar el origen de los conflictos
Es el primer paso. Siempre existe un Proyecto de Pareja, solo que en muchas ocasiones no se ha hablado, por lo cual cada un@ tiene el suyo y da por sentado objetivos y supuestos que el otr@ no conoce ni comparte y llevan a malos-entendidos…
Estos supuestos tácitos están motivados en el ideal que cada cual aporta a la pareja, las ideas familiares ancestrales mezcladas con las necesidades actuales de cambio de roles masculino-femenino y de realización personal. Como los roles están cambiando de forma acelerada, la pareja no tiene modelos de referencia. Por lo cual es una improvisación en la que muchas veces encontramos una lucha de egos feroz…
Uno de los objetivos de la terapia de pareja es introducir un paréntesis, un tiempo de reflexión para tomar perspectiva. Poder entender lo que está ocurriendo muchas veces evita que la pareja se precipite en el caos de una lucha destructiva.
Después de una primera entrevista en común, realizamos varias entrevistas individuales. En ellas se trata de dar el paso más difícil: que cada uno deje de acusar al otro de todos los males y se empiece a mirar a sí mism@.
Otro de los objetivos es recordar los modelos parentales de cada uno y cómo nos están influyendo. Muchas veces esta influencia es inconsciente y hace falta un trabajo personal para llegar a tomar conciencia.
Una vez atravesadas estas dos etapas, es más fácil ver con claridad qué es lo que cada un@ busca en la pareja y si es compatible con lo que busca el otr@.
En ocasiones se llega a la conclusión de que la pareja va a seguir junta mientras dure la etapa de crianza de los hijos. Pero sin gritos ni peleas. Después se volverá a plantear la continuidad o no… También a veces uno de los miembros de la pareja o los dos, deciden iniciar una terapia individual.
En cualquier caso, la tercera etapa de la terapia de pareja consiste en volver a realizar varias sesiones conjuntas y replantear las dificultades, las soluciones encontradas y las nuevas propuestas de convivencia.
En algunos casos la comprensión de los propios objetivos y los del otro, así como la explicitación de los conflictos ayuda a tomar una decisión de separación. Tratamos en estos casos de que cada uno asuma su nueva posición sin dañar al otro, y ayudamos a atravesar la etapa de inevitable duelo por la relación perdida. Aunque se trate de situaciones de conflicto, los seres humanos nos aferramos en ocasiones a una relación tóxica, por ser lo que conocemos. Con ayuda de la terapia de pareja, conseguimos que cada un@ tome conciencia de sus posibilidades y fortalezas para emprender un nuevo comienzo con energía renovada.
La mayoría de las parejas que consultan llegan a entender el por qué de las dificultades anteriores. Y la mayoría también deciden seguir juntos.
A partir de estos descubrimientos pueden afrontar un nuevo comienzo juntos.
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