Consultas Psicología y psicoterapia

El trauma necesita ser hablado, explicado, recordado.

Sólo así podrá ser elaborado en una trama de palabras, en un tejido más parecido a lo humano. En una apropiación personal de lo que pasó. Usando los calificativos que corresponden al sentimiento. El camino no es fácil. A veces la persona pone en marcha “mecanismos de defensa” que consisten en la negación de lo ocurrido, en la transformación en su contrario, en la represión y el olvido.

Estos “mecanismos” sólo sirven momentáneamente. Con el tiempo, los efectos del trauma vuelven a aparecer. Contaminan las percepciones, las relaciones, la valoración de uno mismo. Todo ello debe aparecer en una terapia de lo traumático. Volver a tomar posición, cambiar la posición, el punto de vista. Este es el objetivo.

Todos los que han trabajado con personas traumatizadas están de acuerdo en que la persona debe hablar de lo sucedido. Y esto es lo más doloroso. Se trata de restablecer el hilo del pensamiento, el hilo de la comunicación, el hilo de la vida. El hilo de los sentimientos.

A veces, se puede perdonar, a veces no. Hay que escuchar cuando el otro dice NO. Sea un niño, una niña, o una mujer, o un hombre. Y hay que escuchar cuando el otro dice SÍ. Las palabras de ánimo sirven de poco. Más bien parecen una necesidad de quien las pronuncia de que el otro salga de su estado. Pero no ayudan.

La convivencia plantea siempre contradicciones, deseos que chocan, mi deseo contra tu deseo. Sólo a veces, conseguimos aunar tu deseo con mi deseo y parece que vamos juntos. La soledad forma parte de la vida. El dolor también. Pero también la risa, la alegría, el humor. Poder participar de todo ello requiere la habilidad de un arte.

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